Que tal mis queridos apasionados de los libros, hoy ha sido un día súper ajetreado y aun no acaba, estuve mudando durante la mañana y ahora estoy en el trabajo así que se imaginaran….lo único que tengo ganas ahora es acostarme y leerme un buen libro.
Leyendo un poco de noticias me pase por el blog Papel en Blanco, muy bueno por cierto, donde me tope con este articulo súper interesante sobre la relación entre las adaptaciones y la literatura, siempre me ha llamado mucho la atención las películas extraídas de libros, y son infinidades de películas que vemos y no nos imaginamos que son adaptaciones de libros.
Aquí les dejo el articulo:
Las cifras de venta de los libros de Stephanie Meyer son ciertamente sorprendentes en los últimos meses. Leo una noticia en la que se anuncia que la saga de Crepúsculo ya lleva vendidos dos millones y medio de ejemplares. Yo he visto agotarse las ediciones semana a semana y los posibles lectores parecen aumentar en lugar de disminuir. En diciembre pasado, los cuatro títulos de la serie vampírica tuvieron gran éxito de ventas y ahora con el estreno del primero de ellos en el cine, ocurre un fenómeno que a mi me parece poco menos que llamativo ya que implica que las lecturas del libro aumentan en lugar de disminuir. Y no solamente eso, sino que he visto repetirse el comentario, en adolescentes, de que el libro es mejor que la película, aún cuando hayan visto primero la versión fílmica que la escrita.
La relación entre la literatura, el cine y la televisión ha sido trabajada en diferentes momentos y la pregunta que me planteo hoy es si el cine es un aliciente o una barrera para la lectura. Por todo lo que explicaba anteriormente, creo que es más bien lo primero que lo segundo. Lo primero que podemos pensar es que la versión en pantalla sustituye a la obra en papel y no es asi: una y otra se relacionan en dos niveles distintos e, indudablemente, la lectura en papel no será sustituida nunca por la lectura en la pantalla o a la versión en audio de una novela. Son muchos los ejemplos que se me vienen a la mente: desde El perfume, pasando por El nombre de la rosa hasta llegar a la saga de Harry Potter, por no irnos más atrás. El cine y la literatura tienen a convertise en un binomio con una relación compleja pero que finalmente puede ser menos amenazante para la literatura de lo que se ha pensado hasta ahora.
E l cine se sustenta en narrativas, en historias sobre las cuales se contruyen los argumentos y los guiones que posteriormente será producidos y comercializados como una película que lleva al medio audiovisual el resumen (siempre es un resumen) de una novela de cientos de páginas o de uno o varios cuentos. El tema, ahora, es preguntarse de qué manera las personas pueden pasar de la pantalla a la lectura en papel, es decir, de lo visual a lo textual. Pienso ahora en las versiones de cuentos clásicos de Walt Disney que, en cierto sentido hicieron que creciéramos con una idea de la historia que no es exactamente a la del original (aunque esto tiene que ver con la evolución de los relatos orales a lo escrito). No recuerdo que ver Blancanieves, La bella durmiente o Cenicienta, me incentivara a correr a leer los libros, o a pedir que me los leyeran, sin embargo, hay algo en los libros de J.K. Rowling y de Stephenie Meyer que hace que los jóvenes si se motiven a leer los libros a pesar de haber visto la película.
Pero el fenómeno no se da solamente en los libros para adolescentes, sino que también se presenta en casos que involucran programas de televisión. El que me motiva en primer lugar a decir esto es el del libro de Leopoldo Abadía, La crisis ninja, que se encuentra en los primeros lugares de preferencia para los libros de no ficción, tal como nos lo reportaba Ricardo esta semana. El caso de Abadía es especial, ya lo sabemos, ya que después de haber incursionado en los blogs y escribir su famoso texto La crisis ninja, ha pasado a ser todo un fenómeno editorial en todos los formatos: tiene blog, canal youtube y ahora se ha transformado en el Viajero ninja para promover su exitoso libro en el que explica las razones e historia de la crisis económica. Pero su éxito en la(s) pantalla(s) ha motivado la comprar de los libros y su lectura (aunque en este caso no estoy tan segura de que todos los que compran un libro de Abadía lo vayan a leer).
Hay aún otro ejemplo que podríamos usar para apoyar el uso del lenguaje audiovisual para promover la lectura que es el de los trailers que se han estado usando para promover los libros en las librerías. Pero son, creo yo, casos distintos. Lo que sí creo que es importante puntualizar es que estamos ante dos usos diferentes de la trama narrativa, pero que de ninguna manera la versión en pantalla sustituye en el ánimo de los lectores, el gesto de ir a leer el original. En el caso de Crepúsculo me ha sorprendido incluso la afirmatividad de los púberes y adolescentes en torno a que ‘hay que leerse el libro’ para darse cuenta de que la película deja por fuera mucho y para disfrutar la historia a plenitud. Por supuesto que no estamos hablando aca de la calidad o no, tanto del libro como de la película, sino del hecho de que esta última, por un lado, no ‘mata’ al libro y que, por otro, puede ser una efectiva herramienta de promoción de la lectura. ¿Qué piensan?
Yo en lo personal pienso que hacer una adaptación es un reto para los productores, directores y guionistas, ya que deben captar la esencia del libro, y además me parece que toda buena adaptación atrae a la lectura del libro.
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