Leer es pasión...

En cada día de mi vida he experimentado diversas sensaciones, dolor, amor, amistad, respeto, odio y muchas que quizás son comunes durante la adolescencia, sin embargo no hay nada que me aparte de dos sentimientos que siempre estarán calados en las más sensibles fibras de mi castaña piel: el amor y la pasión por la lectura. El amor por un lado por ser el único sentimiento que te hace feliz a la vez que te hace sufrir, cuando amas con todas tus fuerzas puedes estar segura que te deparará un sufrimiento devastador, sin embargo al final podrás sentir satisfacción al saber que has amado. Pero la lectura es diferente, no siempre puedes disfrutar de algo que no te exija mucho a cambio; cuando lees tu imaginación viaja más allá que en cualquier otro momento, es un momento íntimo, en el que solo tu alma y tu imaginación están conectados, no hay intrusos, solo la sensación de que vives una vida diferente porque sientes que vives lo que lees.
Sí, leer es pasión y la mayor pasión sin reproches que hay en el mundo es LEER....

miércoles, marzo 18, 2009

Entrevista a Kristin Cashore

GRACELING
AUTORA: KRISTIN CASHORE
SINOPSIS
«Hay gente en estas tierras que tiene poderes extraordinarios a los que llamamos gracias. Una gracia puede tener un valor infinito o puede ser totalmente inútil. Una gracia puede hacer que alguien sea veloz como el viento, o que sea capaz de predecir el tiempo, mientras que otras sólo harán que hables al revés sin pensar o te subas a los árboles. Mi nombre es Katsa. Soy un instrumento que mi Rey utiliza para castigar a sus enemigos. Mi gracia es matar.»




ENTREVISTA A LA AUTORA:
La mujer guerrera
La nueva nueva novela fantástica de Kristin Cashore nos presenta a una asesina con una corazón de oro.
Cuando los lectores de Graceling conocen a Katsa, ella trabaja como sicario para su desalmado tío, el rey Randa. Me recuerda algo a la familia Corleone de El padrino.
Puede ser que me hayan salido las raíces sicilianas. La familia de mi madre es de allí, así que algunas veces bromeamos acerca de la Mafia.

Utilizas la palabra “gracia” para describir un tremendo talento o don para hacer una cosa en concreto, como nadar o cocinar o, en el caso de Katsa, luchar. ¿Es esto un recordatorio de tu educación católica?
Me has pillado. Es gracioso porque me encanta leer novelas fantásticas pero una de las cosas que nunca me ha gustado de ellas es que traten de incorporar algún tema religioso. Nunca me he sentido a gusto con los universos espirituales de los otros autores. Cuando empecé con este libro, quise que el mundo que en él se describía fuera uno sin religión.
Así que ¿qué hice entonces cuando buscaba cómo llamar a los talentos? Los llamé “gracias” y no me di cuenta hasta un año después de haber terminado el libro. Ya sabes, puedes sacar a una chica de la iglesia, pero no puedes sacar a la Iglesia de ella.

Cuando Katsa tenía ocho años, descubrió su gracia de manera accidental después de matar a un hombre que estaba intentando abusar de ella. Cuando empezaste a trabajar en la historia, ¿esperabas que esto sucediera?
Desde muy pronto sabía que mataría a alguien, pero lo que no sabía es que iba a ser porque la acosaran sexualmente. Desde el principio he tenido presente a este personaje, un personaje duro y que puede defenderse de cualquier tipo de amenaza física. Además, en mi cabeza siempre estuvo el personaje de Po, con quien ella pelea y no sólo físicamente, sino a quien también se enfrenta y con el que tiene muchos problemas emocionales además de mucha tensión.

Antes de convertirte en escritora ¿qué pensabas hacer con tu vida?
Pensaba cursar estudios de bibliotecaria o sacar un doctorado en literatura inglesa. Lo que sucedió en realidad es que empecé a trabajar como ayudante de un bufete de abogados en Nueva York, mientras seguía buscando qué programa de posgrado me interesaba más. Así fue como me topé con el de Simmond, el de literatura infantil. Leí una descripción de los cursos sobre literatura juvenil contemporánea y hablaba de El guardián entre el centeno y de Cynthia Voigt y demás. Cuando llamé a mi madre para contárselo, me dijo: “Ésta es la decisión menos pragmática que podías tomar. ¿Qué vas a hacer con semejante titulación?”. Pero me dio igual. Si no hubiera sido por ese programa de estudios no hubiera escrito Graceling.

Aunque Graceling sea tu primera novela ha recibido un montón de atención incluso antes de que se publicara.
De ninguna manera me esperaba esto. No paraba de decirle a la gente “¿Podríais dejar de entusiasmaros tanto? Todavía ni ha salido”. El libro podría haber sido un fracaso y todo el mundo se comportaba como si fuera la gran cosa.

¿Qué te han dicho tus jóvenes lectores?
Mi editor recibió una carta de una librera que le contaba que una niña de once años agarró el libro de su mesa y se fue. Volvió al cabo de un par de días con la mirada encendida y le dijo: “Este libro es muy, muy, muy, muy bueno”. De verdad, de todas las cartas que he recibido, ésta es la que me hecho más feliz porque me acordé de cuando yo tenía once años –y mira que me sentía desgraciada cuando tenía once años— y cómo me sumergía en la lectura, y de cómo los libros consigueron que siguiera adelante. Y pensé que me encantaba ser capaz de hacer algo similar por la gente joven de ahora.

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