Leer es pasión...

En cada día de mi vida he experimentado diversas sensaciones, dolor, amor, amistad, respeto, odio y muchas que quizás son comunes durante la adolescencia, sin embargo no hay nada que me aparte de dos sentimientos que siempre estarán calados en las más sensibles fibras de mi castaña piel: el amor y la pasión por la lectura. El amor por un lado por ser el único sentimiento que te hace feliz a la vez que te hace sufrir, cuando amas con todas tus fuerzas puedes estar segura que te deparará un sufrimiento devastador, sin embargo al final podrás sentir satisfacción al saber que has amado. Pero la lectura es diferente, no siempre puedes disfrutar de algo que no te exija mucho a cambio; cuando lees tu imaginación viaja más allá que en cualquier otro momento, es un momento íntimo, en el que solo tu alma y tu imaginación están conectados, no hay intrusos, solo la sensación de que vives una vida diferente porque sientes que vives lo que lees.
Sí, leer es pasión y la mayor pasión sin reproches que hay en el mundo es LEER....

jueves, septiembre 02, 2010

Mentalidad de Tercer Mundo

Además de ser periodista (aprendiz de periodista mejor dicho), soy una lectora incansable de las verdades periodísticas y más si esas verdades coinciden con mi pensamiento. Este articulo que les traigo a continuación tuve la oportunidad de leerlo y me parece importante compartirlo con ustedes, espero lo comentemos.

OPINIÓN

EL ANCLA DEL PAÍS

Mentalidad del tercer mundo

EDGARDO LASSO VALDÉS
opinion@prensa.com

Mi primer artículo, escrito hace unos 15 años, lo titulé igual que este, Mentalidad de tercer mundo.

Comentaba en ese entonces que me llamaba la atención el desprecio que un alto porcentaje de los panameños demuestra hacia las leyes y reglamentos del país.

Los conductores de vehículos se estacionan en lugares claramente señalizados como prohibidos, las luces de los semáforos parecieran significar lo contrario de lo que muestran, rojas para acelerar y verdes para obstruir el paso a los conductores que pretendan atravesar las vías.

Los desperdicios son tirados, o depositados, en las orillas de los ríos y mares, en lotes vacíos, a orillas de calles y carreteras.

Las escuelas públicas son vandalizadas, en perjuicio de sus propios hijos, parientes y vecinos.

Se menciona con insistencia, por los diferentes funcionarios y gobernantes de turno, que Panamá está caminando a pasos agigantados hacia el primer mundo.

La existencia de grandes edificaciones de, 50 y más pisos, para viviendas y oficinas, un centro bancario y financiero internacional, compañías de seguro y reaseguros, una bolsa de valores, el Canal de Panamá, varios aeropuertos internacionales, una Zona Libre de Colón, clínicas y hospitales de estructuras y equipos médicos de gran prestigio, y capacidad profesional, y los planes de construcción de un sistema de transporte colectivo de pasajeros, tanto en buses como en trenes, pareciera confirmar que, en efecto, nuestro país se está acercando al sistema moderno de vida que disfrutan los países del llamado primer mundo.

Sin embargo, lo que nuestros gobernantes y funcionarios parecen ignorar es que las estructuras físicas no son más que las facilidades, comodidades y sistemas que el mundo moderno globalizado exige, mas eso solo no nos convierte en un país del primer mundo.

En el instante en que los panameños aprendamos que debemos depositar la basura sólo en los sitios asignados para ello, que debemos respetar las señales de libre tránsito, no obstruir las calles y avenidas, respetar las propiedades públicas y privadas, cumplir sin peros la Constitución y las leyes, cumplir con honestidad libre de toda duda y malicia nuestras funciones públicas y privadas, entonces y sólo entonces, entraremos con honor y orgullo patrio al anhelado primer mundo.

Es nuestra actitud actual la que nos mantiene anclados al llamado tercer mundo y a sus grandes errores y deficiencias.

Usemos la inteligencia para nuestro beneficio, es absurdo que no pongamos nuestro propio bienestar por delante del daño que nos autoinfligimos por pereza y desidia.

El tercer mundo sólo existe en nuestra mente adormecida por la rutina, usemos nuestra inteligencia para reconocer que sólo nosotros podemos introducir a nuestro país desde el tercer mundo al primero, sin necesidad de pasar por el segundo.

FUENTE: La Prensa

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