Leer es pasión...

En cada día de mi vida he experimentado diversas sensaciones, dolor, amor, amistad, respeto, odio y muchas que quizás son comunes durante la adolescencia, sin embargo no hay nada que me aparte de dos sentimientos que siempre estarán calados en las más sensibles fibras de mi castaña piel: el amor y la pasión por la lectura. El amor por un lado por ser el único sentimiento que te hace feliz a la vez que te hace sufrir, cuando amas con todas tus fuerzas puedes estar segura que te deparará un sufrimiento devastador, sin embargo al final podrás sentir satisfacción al saber que has amado. Pero la lectura es diferente, no siempre puedes disfrutar de algo que no te exija mucho a cambio; cuando lees tu imaginación viaja más allá que en cualquier otro momento, es un momento íntimo, en el que solo tu alma y tu imaginación están conectados, no hay intrusos, solo la sensación de que vives una vida diferente porque sientes que vives lo que lees.
Sí, leer es pasión y la mayor pasión sin reproches que hay en el mundo es LEER....

sábado, septiembre 03, 2011

El descubrimiento de la literatuterapia

Como siempre les comento amo visitar blogs y web de literatura, no solo por los libros que llego a conocer sino por los buenos artículos que puedo leer.

En esta ocasión quiero compartir este artículo que habla de como algunas personas usamos la literatura para relajarnos, desconectarnos del mundo e inclusive se vuelve un escape para aquellas personas como muchos problemas.

El descubrimiento de la literatuterapia

Artículo escrito por Ana FernándezMe suele pasar que cuando tengo muy malas noticias, cosas que han sucedido en las que no quiero pensar, pequeñas exigencias del día a día que me cuesta superar, un enfado tonto o serio con un ser querido, una herida que no me esperaba de la que yo creía una amiga, me encuentro obsesionada en coger ese libro que tengo pendiente y abandonarme cuanto antes a un mundo que no es real, a los problemas imaginarios de protagonistas que no existen más que en mi imaginación y en la tinta de la imprenta y que, con garantía cien por cien, (por eso de que la novela romántica tiene siempre que terminar bien, si no, ya no es romántica, es un drama), sé que se van a encontrar el sentido de sus vidas, la armonía en su ambiente, la paz interior y la aceptación y además, como premio gordo, el amor de un hombre cabal y que es para toda la vida y que, habitualmente, es parte clave para ayudar que todo alrededor funcione como debe ser. 
¿Literatura como evasión? Y digo yo: “¿por qué no?” 
Un antiguo proverbio chino reza: “Si tu problema tiene solución, ¿de qué te preocupas? Y si no lo tiene, ¿de qué te preocupas?” Así, que, ¿para qué seguir dando vueltas en la cabeza cuando ya tengo pensado qué es lo que hay que hacer? O ¿por qué no distraerme con la lectura cuando no hay nada que resuelva aquello que me entristece?
Y desde luego, de entre todos los géneros, no hay nada como la romántica para que ni siquiera me cueste esfuerzo leer. Con solo abrir el libro, en menos de una décima de segundo, ya recuerdo por dónde iba. Y a paseo con el dolor, el abatimiento y la derrota. Entre mis manos tengo a una mujer que también sufre, a la que también le dan patadas, a la que la vida no siempre le sonríe y que generalmente sabe coger sus fatigas por los cuernos y luchar por su felicidad y de paso, por la mía. Porque cuando ya saco la cabeza de entre las tapas, cuando la novela ha terminado, soy capaz de volver a afrontar la realidad y de algún modo, tanto la evasión, como el ejemplo de la heroína, como el haber puesto un poco de distancia, me han dado fuerzas para seguir. 
¿Patético? Probablemente, pero es que he descubierto la literatuterapia (soy tan modesta que ni siquiera he registrado el término, juasss) y estoy encantada con este remanso de paz, con este spa visual, con sustituirme momentáneamente por la heroína, ya sea una Robertiana contemporánea, o una Jane Eyre institutriz y con aceptar la aprobación y el apoyo del tiarrón de turno, ya sea un Darcy dieciochesco o un vampiro Cullen actual de modo que, como ya digo, para cuando acaba el cuento, he conseguido trivializar lo que ha pasado o, si no se puede, al menos lo he olvidado durante unas buenas horas. 
Así que digo yo, si esto no es mejor que un psiquíatra, más barato, más entretenido, menos humillante y desde luego, aunque en distinta medida, bastante edificante y resultón. ¡Viva la literatuterapia! Eso claro, siempre que una no tenga tarifa plana y pueda desahogarse con una madre o una amiga...

¿A nadie más le pasa?

FUENTE 

4 comentarios:

  1. Está genial el artículo, y es verdad, tiene razón. A mí me pasa sobretodo cuando estoy de exámenes. Por mucho que estudie a lo largo del día, por la noche necesito mi media hora mínima de lectura diaria... jaja
    Un saludo y gracias por poner el artículo
    Te pasas? te espero ^_^

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  2. Hola, gracias por visitar el blog. Lo cierto es que en los momentos de más estres es cuando más ansio una hora o dos de lectura refrescante para que mi animo vuelva a la normalidad!

    Gracias por comentar.

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  3. Wow si es cierto cada que
    tengo un problema me ahogo en mis libros. Todo se olivida y vivo con la desperacion o felicidad de la protagonista.
    Y si algo malo tiene y sabe afrontarlo luego me pregunto si ella pudo yo tambien.
    Amo los libros!!!
    Muy buen Articulo!!!
    Me encanto!!!!
    :D

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  4. Totalmente cierto el artículo, como ustedes dicen el libro es un escape! Gracias por los comentarios!

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