Mi 2013 en libros y algo más.

Un año son 365 días, 52 semanas, 8,760 horas...todo ese tiempo para que trabajemos, amemos, riamos, lloremos, seamos felices e infelices según lo que ocurre en nuestras vidas. Pero cada diciembre, al final del año todo nuestro mundo se reinicia. Sin importar que tan malo fue tu año, ni que tanto has sufrido por alguna razón nos llenamos de esperanza, algunas veces hasta euforia preparándonos y esperando cosas buenas del siguiente año.

En lo personal me gusta sentarme y meditar lo que significó el año para mi, hacer planes para el próximo y tratar de borrar los malos recuerdos, solo conservando las lecciones que le han dejado a mi vida.

El 2013 no fue el mejor año particularmente, la vida no solo me fue guiando poco a poco hasta enseñarme lo que significa ser adulto sino que me azotó, me lanzó a lo alto de una colina para luego dejarme caer y al levantarme comprendí que ser adulto es volcar tus propias fuerzas, a veces sin importar quien esté o no contigo, y levantarse. Este año tuve la dolorosa sensación de perder el rumbo, de sentirme vacía, perder a un ser querido puede llegar a ser lo más doloroso que puedas sentir en tu alma y por mucho que ese ser querido haya pasado a una "mejor vida" el amor es egoísta y lo cierto es que nos cuesta un mundo comprender y en realidad resignarnos a que esa persona ya no está más a tu lado, nos volvemos zombies caminando en un mundo donde todo es gris, el doloroso camino del duelo donde nadie puede acompañarte y solo tu debes superar.

Pero a pesar de lo mucho que todo me costó, como digo siempre hago una reflexión y me gusta quedarme con las lecciones para los caminos que tengo que recorrer en los días venideros y creo que lo más lindo que me quedo de este año es que la vida no solo es corta sino que no tiene consideración con el corazón; el destino o la vida o como quiera que sea que le llames a este sendero de alegrías y tristezas donde convergemos todos los seres humanos, no se detendrá ni tomará un segundo para ver si estamos bien, al final es nuestra decisión ser felices, es nuestra decisión cada paso que damos y no solo lo aprendí del duro golpe que tuve que vivir sino de los libros, como por ejemplo "Bajo la misma estrella" que me enseño que el mundo no es una fábrica de conceder deseos y que en tus manos está la decisión final de ser feliz.

—Los cigarrillos no te matan si no los enciendes —me dijo mientras mi madre se acercaba al bordillo—. Y nunca he encendido ninguno. Mira, es una metáfora: te colocas el arma asesina entre los dientes, pero no le concedes el poder de matarte.

También aprendí que el amor no solo puede ser hermoso, cursi y romántico sino también complicado de construir, es como una empresa donde tu socio o socia debe poner el mismo capital que tu porque si no las cosas no funcionan, cuando logras entender cosas como esas, internalizarlas de verdad, entonces disfrutas del amor de una forma que no imaginas, hasta en las pequeñas cosas como tomar un café o un té.

La valentía muchas veces las medimos en enfrentarnos a situaciones, a retos y nunca decir que no a lo que se presente, pero también es reconocer cuando una situación es más grande de lo que esperabas, pedir ayuda, seguir consejos y dejarse guiar no solo es de valientes sino de sabios.

Pero el 2013 también estuvo lleno de momentos felices, momentos que se quedarán en mi mente para siempre. 

Ser idealista casi siempre se traduce en ser un poco solitario hasta que encuentras a personas que comparten tus mismo ideales, encuentras un grupo de seres humanos que todavía creen en un mundo mejor y poseen las armas para convertirlo en un lugar donde todos seamos iguales y tengamos los mismos derechos, esos momentos jamás los olvidas. Este año pude ver mis sueños de grandes ideales periodísticos cumplidos, y estoy a un paso de cruzar la puerta de mi carrera. No sé lo que me depare el futuro en cuento a periodismo pero lo cierto es que puedo gritar a los 4 vientos que hice el periodismo que quise, el periodismo en que creo y del que me enamoré.

Hoy solo faltan pocos días para despedir este año y aunque quiero dar vuelta de página por todo el dolor que pasé también quiero grabar a fuerza en mi corazón cada momento valioso, cada sonrisa, cada alegría, cada reflexión y cada logro del 2013 para asegurarme que el siguiente año no sea la vida o el destino quienes decidan por mi.

¿Qué espero para el 2014? Pues aplicar todo lo aprendido este año, quiero recibir con golpes al nuevo año, derechazos a los fallos, izquierdazos a los errores pero sobre todo a los fracasos que amenacen con tirarme y dejarme sin fuerzas para levantarme.

Entre mis planes quiero sacar adelante mi blog, convertirlo en el portal que sueño sea el estandarte de los libros en mi país y representar a Panamá frente a los blogs literarios del mundo, explotar mis habilidades periodistas y seguir haciendo el periodismo objetivo en que creo.

Al final lo que quiero compartiros es que lo que quiero del 2014 es que borre todo sabor de tristeza que esté dejando el 2013 y hacer de lo que hoy es mi futuro, un presente espectacular.

Feliz año nuevo y sigamos apasionados por los libros y la vida!