¿Realmente somos amos de nuestro destino?, ¿podemos cambiar aquello que los dioses han designado para nosotros? O simplemente somos una horda de ilusos que lucha contra fuerzas que están más allá de nuestro alcance?
Una vez creí que ciertas personas estaba destinada a estar junto a otras personas específicas por el resto de sus días, pronto me di cuenta que no es así, tu media naranja no siempre es la persona con la que quieres vivir el resto de tu vida, la persona que más amas no siempre es la persona a quien se lo demuestras todos los días muy por el contrario, comprendí que sí existe en la vida de cada uno de nosotros una persona que es “tu persona”, a quien llamas para contarle cosas insignificantes de tu vida, esas que no le interesa a más nadie, a quien llamarías si tuvieras que arrastrar un cadáver al río o quien simplemente se sienta contigo en un bar a perder los estribos y el estrés de la semana, eso es el destino, cosas que llegan a tu vida que fueron designadas por seres superiores, ya sea que creas en uno solo o varios pero definitivamente hay algo allí afuera que decide por nosotros.
Siempre nos empeñamos a creer que el ser humano es el ser inteligente que habita este planeta y que gobernamos nuestros futuro pero realmente ¿de qué depende nuestro futuro? De nuestras acciones como personas, de lo que decimos, vestimos, lo que pensamos, ¿y todo esto de que depende? De cosas de las cuales no tenemos injerencia, del clima, de las personas que con las que tropezamos en el camino, de la posición económica de nuestros padres, de nuestro ambiente de trabajo, del lugar donde vivimos y de otras mil situaciones o circunstancias que no podemos cambiar, de cosas que formaran nuestro carácter y harán de nosotros personas quizás débiles, incapaces de alcanzar metas o por otro lado personas frívolas que no duden por un segundo pasar por encima de cualquiera para lograr los objetivos deseados.
En 1970 el francés Jacques Monod premio Nobel de Medicina escribió un ensayo titulado: El azar y la necesidad. El texto, una reflexión desde la ciencia del mundo y el ser humano, se convirtió en un best seller y suscitó numerosos debates. El motivo: su defensa de que la vida es un simple accidente en la historia de la naturaleza. Monod lo dijo más poéticamente: “El hombre vive en un mundo extraño; un mundo que es sordo a su música, y tan indiferente a sus esperanzas como a sus sufrimientos y sus crímenes”.
Bajo esta exposición, ¿creen ustedes que realmente podemos cambiar aquel camino en que hemos sido colocados como por arte de magia?
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